En el otoño de 1978, un grupo de homosexuales en México salió a reclamar un espacio que la represión les arrebató por décadas. En el mes del orgullo gay, Juan Jacobo Hernández y Xabier Lizárrag, quienes orquestaron las primeras marchas LGBT+ del país, nos cuentan cómo comenzó esta historia. "En los 70, ser homosexual era ser masacrado, no tener derechos humanos; consistía, según la definición internacional, en ser un enfermo”. Habla el periodista Braulio Peralta, quien en aquellos años comenzaba a seguir y a participar en los primeros indicios de un movimiento homosexual. No había un orgullo gay ni las siglas LGBT+. Eran jotos, maricones, lilos, invertidos, mujercitos y la encarnación de la depravación. Enfrentaban redadas, detenciones arbitrarias, exhibición en la prensa. En 1978, en México, los homosexuales no vivían, sobrevivían. “O éramos enfermos, o delincuentes, o pervertidores de menores, pecadores, pero siempre éramos algo negativo”, dice a GQ Juan Jacobo Hernández, fund